sábado, 7 de junio de 2014

Absolutos

Mi mamá solía hacerme notar con cuánta frecuencia utilizaba la palabra “Odio” para iniciar mis oraciones en la etapa de la adolescencia. Y en esa etapa, el apasionamiento es lo que rige en casi todos los ámbitos de nuestra vida.

¿Dejé de odiar o simplemente dejé de decirlo? ¿Sigo odiando o el tiempo me llevó a atenuar el odio al transformarlo en otras cosas? 

Sin amor no hay odio. Complementarios, ambos movilizan y apasionan y ambos tienen diferentes gradualidades, niveles, sujetos y objetos a los que dedicamos nuestro sentimiento.

Entonces, hago listas, repaso en mi cabeza que hay de cada lado y escribo.

Odio
La represión en todas sus formas.
La injusticia, siempre.
El egoísmo, sobre todo cuando es ejercido contra otros.
La desconexión.
La mentira.
La traición.
El capitalismo.
La desesperación.
El calor extremo.
El subte lleno.
El cilantro.
El picante que sale por la nariz.
Las canciones que denigran.
Cuando no me sale algo y me siento inútil.
Cuando lo que hago es inútil.
Cuando no creo en mí.
Cuando no puedo parar de juzgarme.
Cuando el odio me toma y me hace ver todo mal.
Cuando camino por la calle y no miro.
Enojarme, por no poder hacer otra cosa.
Olvidar algo importante.
Quedarme dormida.
El odio inútil.
Saber quién es Wanda Nara y otras personas que poco importan.


Amo
Las hojas de otoño, más si tienen muchos colores.
El olor del jazmín del país cuando me sorprende caminando por la calle.
El ruido del mar, sobre todo si hay poca gente en la playa.
El mar, cuando puedo contemplarlo.
El sol tibio.
El olor que queda después de la lluvia.
El olor de la comida en general y en particular cuando viene de mi casa.
Que la comida tenga muchos colores.
Cocinar para otros y que les guste.
Hacer y probar comidas nuevas.
Compartir la comida con personas que quiero.
El salame y el queso, el cantimpalo, los panes, las sopas, los guisos, la papa y cualquier cosa que se haga con ella, en especial la tortilla.
La cerveza, sobre todo si es verano, está muy fría, es compartida y se toma en la calle.
El mate.
Hacer regalos.
El color violeta.
Las historietas, sobre todo las que mi viejo me enseñó.
El vino tinto a temperatura ambiente especialmente si lo acompaña una charla.
La música, más si encuentro la que acompaña el momento.
Las canciones que me hacen sonreír al escucharlas.
Las  letras de las canciones cuando me hacen sentir acompañada.
Las canciones que están dentro de mi vida porque me hacen recordar algo.
Bailar, sobre todo con mis amigas.
Los libros, cuando me hacen imaginar y pensar y no quiero que terminen.
Las películas que me hacen emocionar.
Los cuadros, cuando abren miradas distintas del mundo.
Los bares viejos, siempre que no tengan dorado.
La amistad, en especial las que construí en mi vida.
La soledad, si está en su justa medida.
La compañía, cuando es real.
Las miradas.
Las luchas que se ganan, las que se siguen, las que inquietan y movilizan.
Todo lo que me conmueve, porque me muestra que estoy viva.
Gritar un gol con el alma.
Cuando algo me sale bien.
Reírme a carcajadas y que me duela la panza.
Cuando mis sobrinos se ríen y juegan, cuando salen corriendo a saludarme.
La alegría.
Soñar despierta.
Imaginar.
Escribir.
Enseñar.
Aprender.
Descubrir que esta lista es mucho más larga que la otra.
Abrazar, besar, amar.
A muchas personas
Por lo que son
Por lo que admiro de ellas
Por tenerlas en mi vida
Por lo que entregan
Por lo que de mí reflejan, sea malo o bueno.
A mi familia, la de cerca y la de lejos, la biológica y la elegida.
A mis abuelos, por haber podido jugar con ellos.
A mis amigas, por encontrarnos en la vida y elegirnos.
Vivir, para poder seguir haciendo esta lista.


1 comentario:

  1. Lindo poema, con esa cosa tan catártica que hace a los modos en que uno decide o simplemente puede transitar por este mundo, que ya sabemos. Me reconocí en muchos de los odios, en muchas de las querencias. Amo el poder de exorcismo que tiene la escritura, amo reconocer ese exorcismo, amo hablar de literatura y leer, digo como para sumar, y porque entiendo que también ahí hay un punto de enlace. Aunque usted tenga el blog y yo no, por esas cosas de la vida que hacen que a veces el desocultar(se) en una producción literaria, tengan ese algo de recelo, de temor, de miedo... usted me entenderá, aunque sea una batalla ganada en su caso...

    ResponderEliminar