Que suene el teléfono
y surja la voz que anuncie
la buena noticia
(de su existencia).
Que los sueños
algún día
dejen de ser
solo una imagen proyectada en infinitos mundos
y tengan tierra donde pisar y cielos a los que mirar.
Que la felicidad exista
y sea posible,
más allá de un miserable segundo
en que se extingue como chispa.
Que las dudas
no le carcoman los huesos hasta estallarlos, astillarlos
si no preguntas que movilizan
y vale la pena seguir.
Que el agua corra
y los volcanes hiervan
(sin catástrofes)
y que puedan inundar con su fuego, la vida.
Que la liviandad no sea estúpida
y la pesadez inteligencia
que la mente no sea obstáculo si no abremundos
y que lo simple sea simple y más que eso.
Que la apariencia inmóvil
no le oculte la fuerza
que implica
aplacar la ansiedad del egoísmo.
Que la estupidez no gane
y que creer en algo,
sirva para algo.
Que la espera sea
el preludio de la esperanza
y no viceversa.